Nuestros profesores de Humanidades quieren aprovechar este fin de curso para compartir este texto con vosotros. ¡Esperamos que os guste y os haga reflexionar!

¿Has escuchado que debemos vivir cada día como si fuera el último? Esta idea, que se encuentra en tantos libros de autoayuda, tiene raíces mucho más antiguas. Séneca, hace dos mil años, nos aconsejaba «organizar cada día como si fuera el último», no para vivir con miedo, sino para aprovechar plenamente cada momento y asegurarnos de que estamos viviendo de acuerdo con nuestros valores. En lugar de esperar que el futuro nos traiga la felicidad, los clásicos nos enseñan a encontrarla en el presente, obviamente sin olvidar el futuro, pero sin estar angustiados por él.

Hoy, muchos libros de autoayuda nos instan a vivir en el presente, a practicar el mindfulness y dejar de lado las preocupaciones del pasado o el futuro. Pero esto tampoco es una novedad. Epicuro, hace 2300 años, ya nos decía que «no debemos arruinar lo que tenemos deseando lo que no tenemos» y que la clave para la felicidad es disfrutar plenamente del momento presente. Mientras que el concepto de mindfulness se presenta hoy como una técnica revolucionaria, los clásicos ya sabían que la capacidad de atención y aceptar la vida tal como es en cada momento son esenciales para una vida equilibrada y satisfactoria, para una vida feliz.  ¿Por qué deberíamos prestar atención a los clásicos grecolatinos? Porque, en un mundo donde las soluciones instantáneas pero inconsistentes están a la orden del día, los clásicos nos ofrecen respuestas profundas, atemporales y bien fundamentadas, que han resistido la prueba del tiempo y siguen siendo las mejores para enfrentar los desafíos de la vida moderna. ¿No es mejor ir a quienes pensaron primero sobre la condición humana? Y, además, ¡es divertido leerlos!

Mientras tanto, los actuales charlatanes de feria nos ofrecen respuestas facilonas y frases motivacionales, muchas veces supuestamente basadas en los clásicos grecolatinos, aunque realmente se las inventan. ¡Cuántas veces me he encontrado con que Séneca no dijo eso, ni Marco Aurelio escribió lo que le atribuyen, ni se encuentra en las obras de Cicerón esa cita! ¿No es más seguro ir a la fuente directa, a los propios clásicos? Los autores de Grecia y Roma son refugio ante la intemperie moral, una protección en tiempos difíciles, son clásicos para la vida, como escribió Nuccio Ordine. No nos explican el presente (a veces es inexplicable), pero nos ayudan a entenderlo y a entendernos a nosotros mismos.